Postales de inmigrantes

El proyecto surge desde otro anterior titulado Banderas de inmigrantes, ambos son una reflexión sobre la crisis migratoria que está moviendo nuestro mundo, movimientos sociales con fuertes efectos culturales, económicos y psicológicos que afectan no sólo a las personas que se desplazan sino también a las personas del lugar de llegada.

El inmigrante en un nuevo país que sale en busca de mejores condiciones de vida, se convierte en un ciudadano con una condición suspendida entre dos culturas y el sentimiento presente de que ya no es completamente del país que dejó pero tampoco lo es del país al que llegó, imbuido en un proceso de transición tanto de duelos como de encuentros y que en la mayoría de los casos se encuentra también en una posición limitada debido a que los medios legales poco le favorecen. Un proceso de transición de deslocalización-localización laboral como esperanza para poder construir ese nuevo territorio donde desarrollar su vida, un nuevo territorio definido por nuevos símbolos y colores producto de la fusión cultural. En los últimos años este fenómeno ha afectado enormemente a los venezolanos por la crisis política, económica y social que sufre nuestro país producto de la escasez de alimentos y medicinas, los altos índices de delincuencia, hiperinflación y el racionamiento inhumano de 1luz y agua que han producido la falta de esperanza en la población de un cambio cercano produciendo el acelerado éxodo de sus ciudadanos.

Mientras Banderas de inmigrantes es una propuesta que reflexiona sobre la simbología y significado de los colores y diseño de las banderas originales de cada país al construir nuevos significados productos de cada una de las fusiones de las banderas, en Postales de inmigrantes se realiza la superposición lenticular de dos imágenes idealizadas de dos ciudades, la que se dejó y de la que se llegó, donde la memoria particular y colectiva quedan suspendidas en una fusión sublimada, temporal y múltiple que aparece y desaparece a la vez. Dos imágenes que se fusionan dejando de ser autónomas a través de la técnica de la fotografía lenticular, convirtiéndose en múltiples imágenes que varían con el movimiento del cuerpo y la mirada del espectador y que van a contener esos nuevos territorios suspendidos que no tienen ni un allá porque lo dejó, ni un aquí porque no termina de ajustarse, sino simplemente un ahora mutante que sobrelleva el inmigrante en un proceso de transición que intenta equilibrar perdidas y ganancias para sobrevivir.

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